11 septiembre 2014

Miguel d`Ors, Pequeño testamento

Os dejo el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos,
las hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas,
los rinocerontes, que son como carros de combate,
los flamencos como claves de sol de la corriente,
las avispas, esos tigres condensados,
las fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna,
las cataratas del Niágara con su pose de rubia platino,
los edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,
la Vía Láctea y los ruyseñores complidos.

Os dejo las autopistas
que exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta,
el Cántico espiritual, los goles de Pelé,
la catedral de Chartres y los trigos ojivales,
los aleluya de oro de los Uffizi,
el Taj Mahal temblando en un estanque,
los autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa
con racimos de negros y animales felices.

Todo para vosotros, hijos míos.
Suerte de haber tenido un padre rico.

Miguel d`Ors
España
Santiago de Compostela, 25 de diciembre de 1946 
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2 comentarios:

José Manuel dijo...

Así es somos ricos y a la vez unos privilegiados por tener un mundo tan hermoso, aunque si seguimos por este camino poco podremos legar a las proximas generaciones.

Besos

Una mirada... dijo...

Cuan extraordinario planeta compartimos y qué poco se valoran, a veces, esas maravillas de aquí y allí que conforman un tesoro heredado de quienes antes estuvieron.

Un beso Trini
Ojalá vuelva a ser constante tu amigable presencia en estas Casas Virtuales tuyas con las puertas generosa y permanentemente abiertas.