16 noviembre 2016

Jean-Baptiste Tati Loutard, Carta a una muchacha de Nueva York

Te escribo de muy lejos, desde las costas del Congo
Ante la Isla de Mbamú;
Es una mota verde refugiada en medio de las aguas
Con el fin de evitar su retorno a la Tierra.
La calle no está lejos: transita como el río
Allá, tras esa hierba
Que parece más alta por culpa del risrás de las cigarras.
Van y vienen los coches y sus ruedas no aplastan los recuerdos.
¡Que pena me das, tú, tan lejos, recluida en el desierto de cemento
y de acero,
Con los más bellos sueños de los hombres
Metidos en mochilas de ladrones!
¡Debes sentir pavor por los barrios perdidos
Cuando la luna baja del cenit de la noche!
Qué le vamos a hacer, la vida no es redonda como la Tierra.
Todos los días se engancha a alguna espina.
Guardo todos los rasgos de tu cara en la punta de mi pluma
Y también tus palabras, geniales:
―Es Harlem una noche habitada por noches.
A veces, ante mí, eras el árbol
Que incuba un genio quieto,
Y después, de inmediato, la punzada del ritmo
Se asía a tu tobillo;
Te mudabas entonces en la sierpe de mar que vuelve al manantial
Llevada por las contracciones de las olas.
Ardías en mis brazos, más ardiente

Que el sol de la estación lluviosa.
He vivido contigo como el tronco
Que retiene su rama en tiempos de tormenta…
¡Adiós! La pluma ya no se ciñe a su línea:
La noche empieza a hervir en su jarrón de estrellas. 

Jean-Baptiste Tati Loutard
Républica del Congo
Pointe-Noire, República del Congo , 15 de diciembre de 1938/

 París, Francia , 4 de julio de 2009

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