10 diciembre 2016

Porfirio Mamani-Macedo, Ser sólo el hombre I

Sólo soy un hombre
de carne y huesos caminando
de polvo y soplo animado
y así recorro las calles,
que por el mundo voy cruzando
buscando una palabra y un sueño,
la luz que alumbrará mis ojos,
la voz  que guiará mis pasos.

Sombras son las que me asedian,
como ruidos que cabalgan en las noches,
para atormentar mis sueños,
sombras que alargan sus uñas,
para buscar mi alma en el camino.
Sombras que caminan, sombra yo mismo.

Vientos cardinales
que doblan la sombra que soy yo.
Alejarme yo quisiera,
del tormento frío,
de las brasas infernales del dolor,
pero aquí estoy como un silencio
caminando por las escaleras del olvido.

Llantos son lo que del polvo me llega,
gritos arrancados de los árboles que caen,
de los pájaros que perdieron sus nidos,
de los niños que hurgan el fondo de la tierra,
del silencio que creció en cada espina.

Sólo soy un hombre
amigo de las piedras que se mueven,
de los ríos que se van,
de las llanuras que crecen sobre la tierra,
de los vientos y los mares,
de las plantas , los animales y los hombres.

Porfirio Mamani-Macedo
Perú
Arequipa, 1963

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