sólo unas cuantas
letras, un dibujo
si los vemos
escritos, un sonido
si alguien
pronuncia juntas esas letras.
Por eso no
comprendo muy bien lo que me pasa,
por qué tiemblo o
me asombro,
por qué sonrío o
me impaciento,
por qué hago
tonterías o me pongo tan triste
si me salen al
paso las letras de tu nombre.
Ni siquiera es
preciso que te nombren a ti,
siempre nombran la
luz del mediodía,
la fruta, el
paraíso
antes de la
expulsión.
España
Madrid, 1962
1 comentario:
Bello, me encantó. Felicidades.
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