10 marzo 2017

César Vallejo, Al fin de la batalla

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder  nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…

César Vallejo
Perú
Santiago de Chuco 16 de marzo de 1892/
Paris 15 de abril de 1938

1 comentario:

Mª Jesús Muñoz dijo...

El milagro no surge a la primera, hay que insistir una y otra vez...y hacer méritos para ello...Un poema inspirador, que nos habla de luz y esperanza al final de la batalla...
Mi gratitud y mi abrazo, Trini.