No alcanzo el tiempo de tu cuerpo,
nací lejos, en un país que es aire, nube, noche,
aunque me oigas tan cerca.
Nací a destiempo de tu risa, de tus ojos, en otro meridiano.
Nos amamos de mar a mar, de un astro a otro
no importa que hoy me sientas a tu lado.
Aunque despiertes desnuda aquí conmigo,
tu tiempo va delante,
el tiempo de tus manos, de tu rostro;
estoy junto a tu sombra y no te alcanzo.
Las horas de tu amor me quedan lejos,
bajo una luz de nieve,
en alguna ciudad que desconozco.
Nuestras vidas se alcanzan, se confunden,
intercambian sollozos, besos, sueños,
pero andamos a leguas uno del otro,
tal vez en siglos diferentes,
en dos planetas errantes que se buscan
cansados de no verse.
Una amor que no tiene precio. Brillante!!! Abrazos.
ResponderEliminarEl desencuentro espiritual, más que el de almas o de cuerpos, trazan una distancia dolorosa para el ser que busca y que anhela, y que su paso por la vida no es simplemente respirar.
ResponderEliminarMuy hermoso el poema de Eugenio Montejo, a quien no conocía, y que ahora quiero conocer...
ABRAZOS MILES, TRINI QUERIDA.