Páginas

27 abril 2012

Marguerita Yourcenar, Ídolos

Amor, al principio
De carne y de oro como un César
Salvaje te cebé;
Íncubo, tu pecho pesaba
Y tu beso agotador
Cansó mi boca.

Luego te vi ensangrentado;
Caminabas, titubeando,
Bajo la escuadra terrible;
Víctima atravesada en el flanco,
A tus pies derramé
Todo el nardo de la tierra.

Te veo pálido y bello:
Tu carne es una antorcha
Hecha de cera y fuego;
Yo abrazo, delicia pura,
Tu cara desconocida,
Idéntica a mi alma.

Y te veré pensativo
En el último arrecife,
Dulce provocador de naufragios
Sombrío dios sin devotos;
Tus amapolas nocturnas
Me curarán de las rosas.

Marguerite Yourcenar
Francia
Bruselas, 8 de junio de 1903/

Northeast Harbor, Maine, Estados Unidos, 17 de diciembre de 1987
Versión de Silvia Barón
Photobucket

4 comentarios:

  1. Extraordinario poema, Trini. Me ha fascinando tu forma tan críptica de relatar. Te felicito.

    Abrazos desde copenhague en prima VERA,

    Ian.

    ResponderEliminar
  2. Ian, que más quisiera yo escribir así:):)
    este poema no es mío sino de Margarite Yourcenar:)

    ResponderEliminar
  3. Gracias por compartir este enígmatico poema que no había leido antes.
    Todos los días vamos descubriendo nuevos autores.
    Feliz fin de semana

    Besos

    ResponderEliminar