Es
una tarde cenicienta y mustia,
destartalada,
como el alma mía;
y
es esta vieja angustia
que
habita mi usual hipocondría.
La
causa de esta angustia no consigo
ni
vagamente comprender siquiera;
pero
recuerdo y, recordando, digo:
Sí,
yo era niño, y tú, mi compañera.Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
Tú eres nostalgia de la vida buena
Y soledad de corazón sombrío,
De barco sin naufragio y sin estrella.
Como perro olvidado que no tiene
Huella ni olfato y yerra
Por los caminos, sin camino, como
El niño que en la noche de una fiesta
Se pierde entre el gentío
Y el aire polvoriento y las candelas
Chispeantes, atónito, y asombra
Su corazón de música y de pena.
Así voy yo, borracho melancólico,
Guitarrista lunático, poeta,
Y pobre hombre en sueños,
Siempre buscando a Dios entre la niebla.
Un gran poeta. Qué belleza de poema ! Me pegó al corazón como un dardo, directamente.
ResponderEliminar" destartalada como el alma mía"...
Gracias por compartir esta joya TRINI.
Muchos besos de luz.
¡Buena semana !!
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ResponderEliminarEl gran Machado, sencillo, profundo y humilde...Ese dolor, esa búsqueda de Dios y ese amor a las letras y al camino de la vida...Una preciosidad, que nos alienta y nos inspira siempre, amiga.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo inmenso por recordárnoslo.
M.Jesús
Machado siempre me atribula. Su triste suerte -la terrible suerte del vencido y expatriado- parece una constate premonición en cada uno de sus versos heridos.
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