
Las calles de la ciudad son láminas de hielo.
Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.
Las estrellas tan altas son destellos de hielo.
Helado está también mi corazón,
pero no fue en invierno.
Mi amiga,
mi dulce amiga,
aquella que me amaba,
me dice que ha dejado de quererme.
No recuerdo un invierno tan frío como éste.

Oviedo 6 de septiembre de 1925/
Madrid 12 de enero de 2008
Me alegró mucho tu visita. Todavía estoy poniéndome al día con los comentarios. Como siempre, interesante entrada. Un placer leerte y visitarte. Feliz fin de semana
ResponderEliminarCreo que Ángel González describe a la perfección este duro invierno que nos tocó vivir, aunque espero que el frío del corazón no sea real para nadie.
ResponderEliminarUn abrazo
Un hermoso poema éste. El frío de las ausencias nos deja así, helados. Y es un invierno muy duro de soportar. ¿La belleza?
ResponderEliminarSiempre vuelve la primavera.
Me alegro de estar aquí, Trini, ya lo sabes.
Un beso.
S.
Es uno de mis poetas favoritos contemporáneos. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Cuánta belleza para descubrir el dolor. La poesía sin duda, es la terapia del alma, cuánto placer surgido del sufrimiento más profundo, en la lectura posterior. Qué misterio la poesía.
ResponderEliminarÁngel González, una de mis debilidades, cómo no.
Precioso poema.
Besazos.
Qué frío cuando se acaba un amor...
ResponderEliminarque bien lo escribió Ángel González
Besos