En la memoria hay algas que arrastran extrañas maravillas;
objetos que no nos pertenecen o que nunca flotaron.
La luz que recorre los abismos
ilumina años anteriores a mí, que no he vivido
pero recuerdo como ocurrido ayer.
Hacia mil novecientos
paseé por un parque que está en París -estaba-
envuelto por la bruma.
Mi traje tenía el mismo color de la niebla.
La luz era la misma de hoy
-setenta años después-
cuando la breve tormenta ha pasado
y a través de los cristales veo pasar la gente,
desde esta ventana tan cerca de las nubes.
En mis ojos parece llover
un tiempo que no es mío.
Julia Uceda
Qué bonito poema y qué gran verdad que saber expresar magistralmente Julia Uceda.
ResponderEliminarSin duda, vamos recogiendo los recuerdos y los vamos decorando con algas que nunca hubo, con paisajes que no estuvieron iluminados, con algunas casas que no existieron, así vamos pintando gran parte de nuestro pasado. Y nuestro recuerdo es un poema una pintura que no hemos vivido, y la empezamos a vivir pasado el tiempo...
Hermosísimo. Siempre disfrutando contigo, querida Trini.
Besazos.
Los recuerdos a veces nos engañan porque sin querer los adornamos a veces con tonos alegres y otros con tonos tristes, pero son una parte importante de nuestras vidas.
ResponderEliminarUn besín.