A qué llorar, me digo,
todo estaba previsto
me muerdo las falanges
los asombros por qué
miro la luna
ajena y sola y sobria en su talante
si desde siempre
desde el nacer, desde el morir, y en cada hora
pacientemente crece el hilo, crece,
y también crece la baba del gusano y la piedra
atravesada aquí,
bebo y saludo
y soy cordial con mi vecino ciego
pues no son tiempos estos dados a patetismos,
ni es elegante
exhibir el dolor.
A qué llorar, me digo:
sería
inoportuno con la muchedumbre
que ríe afuera con su risa de siglos.
Y cuánto llanto en esa ausencia de lágrimas. Y cuánto más dolor en la contemplación de la vida que se repite, y parece tan ajena a nuestros sentimientos. Sí, dejémonos de patetismo, pero mi alma no lo entiende.
ResponderEliminarQué grande es esta poetisa, me encanta.
Tú también me encantas. Estoy encantada de leerte, te envío un gran abrazo.
Es emocionante este poema.
ResponderEliminarA lavarse la cara y salir al mundo...que nadie parará sus aventuras por nuestro rostro demudado. Es lo que siento al leerlo...no que lo haga.
Abrazos grandes, Trini.
Hermoso poema nos trajiste.
Pues ha sido elegante la Bonnet, no exibirá el dolor pero se le sale como fruto maduro que no se puede retener.
ResponderEliminarUn abrazo Trini.
Trini,me encanta ese juego que muestra la Bonnett de sentir con dignidad,respirar hondo y participar de la vida,sonriendo junto a los demás...Y sin embargo,gritar y llorar por dentro...Es el juego de la vida y sus contrastes.
ResponderEliminarMi gratitud por compartir y mi abrazo grande,Trini.
M.Jesús