Hoy resucitó un dolor maldito.
Te vi cruzando la calle,
tranquilo,
sin prisa.
Apenas nos separó el aliento,
busqué tu mirada.
Casi probé tus caricias.
Volteaste el rostro,
ella se acercó suavemente,
tejió sus dedos entre tus manos
y una sonrisa en común brilló.
Retrocedí nerviosa.
Mi mente voló a otra fecha:
la misma calle,
la misma hora...
Tu, yo. Ella al acecho.
Alucinaron mis ojos,
recordé cuando eras buitre volando
en círculos de aurora tras mi negra cabellera.
Volví a sentir el fuego de tu sable
y tu boca hurgando en mi boca.
El llanto reventó en mi cara,
congeló mi sangre.
Se entumieron mis manos...
Tu, ella. Yo en el olvido.
Me di la vuelta,
caminé con prisa.
vomité tu nombre en la siguiente esquina
Lina Zerón
México
México
Ciudad de México, 1959
Vaya, qué intenso lo de Lina, este poema es tan de amor, tan de dolor, ella acupa ahora su lugar y qué desazón, el cuerpo se retuerce al compás del alma que un día lo tuvo ardiendo a su lado.
ResponderEliminarMe ha encantado Trini.
El intenso dolor del amor que ya no está. Abrazos.
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