Me tienes y soy tuya. Tan cerca uno del otro
como la carne de los huesos.
Tan cerca uno del otro
y, a menudo, ¡tan lejos!...
Tú me dices a veces que me encuentras cerrada,
como de piedra dura, como envuelta en secretos,
impasible, remota... Y tú quisieras tuya
la llave del misterio...
Si no la tiene nadie... No hay llave. Ni yo misma,
¡ni yo misma la tengo!
Pasa...
ResponderEliminaryo tengo que encontrar la llave de mi amor porque es un cajón cerrado, aunque de vez en cuando se le escapa algo bonito y sentimental.
No todo misterio es revelado pero tampoco hay que aferrarse a lo conocido. Hay que encontrar equilibrio para que la vida siga siendo interesante.
Besos mil.
Una muralla impenetrable. Bello!!! Abrazos.
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