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11 noviembre 2011

Invictus, William Ernest Henley

Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

William Ernest Henley
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3 comentarios:

  1. Muy profundo el poema, es de los que llegan al alma. No lo conocía, pero es maravilloso. Sabia elección, Trini.

    Besos

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  3. He venido ...
    Me gustó mucho ... ...
    Sí, voy a regresar ...

    Un beso de Nita.
    ¡Buenos días!

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