La lluvia me
provoca beber de los tejados
lamer el día como
fresa sin romperlo
rescatar la dicha
en la mañana intrascendente
conducir la charla
hasta un recodo del almuerzo
degustar un verso
tibio de canela en rama
verter la vida en
aquiescencia
mojar el tiempo en
las conversaciones
saborear sus
puntas en almíbar, dejar
que la melaza y el
limón se fundan en el labio.
María Eugenia
Caseiro
Cuba
La Habana, 1954/
La Habana, 1954/
La lluvia me provoca darme una vuelta por mis adentros.
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