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05 octubre 2016

Ángel Cruchaga: Acacia

Converso con la acacia
que está florida como un mar de espuma.
¿Por qué, poeta, no me ven tus ojos
que ayer me presentían en el llanto?
Para no lastimarla es mi voz suave.
La miro ahora desde el fin del mundo,
desde el árbol primero de la tierra.
La miro ahora desde el alto día
en que se abrieron todos los retoños
en el arco del cielo resonante.
Vivo más allá del sufrimiento.
Hasta el amor se me trizó en los ojos,
y me vistió de lentas golondrinas.
Converso con la acacia
-racimo de marfil, vaso de lumbre-
y detrás de mis hombros amanece
el signo teologal de la esperanza
y hay un rumor de cera que desciende
de las dulces pestañas de las manos.
Ángel Cruchaga
Chile
Santiago de Chile, 3 de marzo de 1893/ 
 5 de septiembre de 1964

1 comentario:

  1. Justo hace unos días publicamos en ZdeP otro poema sobre un árbol. Es de Saiz de Marco y se titula "Ayah", que es haya (nombre de árbol, no el homónimo subjuntivo del verbo haber, pero al revés: ya se verá por qué). Ahí va el poema:


    escondidas

    profundas y cubiertas de barro

    las ramas retorcidas de donde brotan hojas

    las subterráneas flores

    con pétalos abiertos en hondas galerías


    irguiéndose en el suelo

    naciendo de las ramas

    el tronco de madera rugosa

    que se extiende


    y arriba

    en lo más alto

    relucientes al sol

    pobladas por los pájaros

    frondosas

    cenitales

    cimeras

    las raíces

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