Yo quise estar cerca
de tu ramo de novia,
postrarme en el banco
cóncavo de siglos,
las bóvedas dibujaban reflejos de arcoiris
descomponiendo la seda que
cubría tu cuerpo.
Vine atravesando valles y senderos,
atrás quedó el mar
-devorador de convenios-
y las puestas de Sol degustando tu nombre,
tu jefe masticaba sílabas con ese,
en tu cara se incrustan hornacinas celestes,
el espacio está lleno de notas de carduelos.
En un rincón del armario soportando
estrecheces inverna la chaqueta de botones
cruzados. Asoma un anillo, un banquete,
una fecha y un beso de mejilla
en el envés de la etiqueta.
He vuelto al mar muchas horas
a esperas teñir de rojos
el pentagrama infinito, casi apurando
de las hojas de salitre de aquel verano.
marisqueo tu nombre
estampado en el libro, perfumado
de incienso.
No me importan las fotos
de mesita de noche,
ni los prados que intercambian
verde y amarillo,
dormito en tus ojos
abrazado a una pestaña.
José Rodríguez Infante
España
Paymogo, Huelva, 8 de diciembre de 1951
Gracias, Trini, por tu detalle. Besos
ResponderEliminarQué maravilla!
ResponderEliminarMe he quedado boquiabierta, compañero. Feliz día
"Marisqueo tu nombre"... Es una de esas metáforas que uno dice: "Ahhh, ¿por qué no se me habrá ocurrido a mí? Me conformaré sabiendo que es mi amigo quien la ha creado. Fenomenal, Pepe.
ResponderEliminarGracias,Ana y Antonia, por vuestras amables palabras. Me da fuerzas para seguir trabajando.- Abrazos
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