amarillo cubría
el oculto jardín
de pasión y de música.
Altas yedras de sangre
abrazaban tus huesos.
La caricia
y se asomaba como un niño del alma
-brisa en temblor- movía
todo lo que tú eras.
¡Qué crepúsculo bello
de rubor y cansancio
era tu piel! Estabas
como un astro sin brillo,
recibiendo del sol
la luz de tu contorno.
Sólo bajo tus pies era de noche.
Eres cárcel de música
de la música presa,
que intentaba escapar
en cada gesto tuyo,
pero que no podía salir
a los cristales de tus ojos claros.
Manuel Altolaguirre
España
Málaga, 29 de junio de 1905/
Burgos, 26 de julio de 1959
Un gran poeta y un hermoso poema. Gracias por compartir, Trini.- Besos
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