Las mujeres
guardan la luna en la planta de los pies.
Los hombres la buscamos
desordenadamente
en los senos,
en el sexo,
en los ojos,
a lo largo de sus piernas,
en el hueco de sus hombros...
...y ellas andan descalzas
y la luna en sus plantas
sube y baja
del talón a los dedos:
navío al garete,
niño furioso y riente
la esquiva luna en las pequeñas plantas
con misterios crujientes
con esa carga de toros
y de recién nacidos,
de bestias y de hombres...
...nos bastaría
besar las plantas
del talón a los dedos
y llenarnos de luna
la glotis, el esófago;
la vieja luna invadiendo las entrañas;
atragantando de claridad,
la vida entera.
Ricardo Iribarren
Argentina
Mar del Plata, 24 de febrero de 1949
Ay, Ricardo Iribarren. Que si las mujeres hemos nacido con una luna en los pies, tu has nacido con unas palabras como para caernos de espalda y entregarnos a ti bajo las estrellas.
ResponderEliminarGracias, Trini.
Gracias querida Tecla. Ha sido una sorpresa la publicación de este poema. Te lo agradezco amiga. Besos y abrazos
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