La palabra que no dije
se hizo cráter en el centro de mi boca.
Lo que queda de mi podrá recogerse con cuchara
una que los duendes usan para tragarse auroras y
presagios
Les ha sido muy difícil identificarme.
El marfil que sustentaba mi vértice en el mundo
es ahora una espiral de sueños en soltura.
Ilusiones borrosas astillan mis pulmones
el cerebro está lleno de gorriones lastimados,
pero vivos
y candiles encendidos para los ritos nobles.
Se me ha derramado la arena de los días
en castillos para nadie defendibles
y una mancha de señales emergentes
De tres neuronas salvadas del colapso
han salido carcajadas y un ruido de tambores.
Solo así han sabido
de quién es ese cadáver tan bonito.
Consuelo Torres
Panamá
Isla Colón, Bocas del Toro 1957/
Un poema muy original, lleno de fantasía e imaginación...No me extraña nada, Consuelo Tomás tiene cara de niña eterna.
ResponderEliminarGracias por traerla, Trini.
Mi abrazo y mi cariño para las dos.
M.Jesús