Es
en tu silencio que me escucho,
en
tu recogido acallar; voz de entonces
recompuesta
de memoria. Es en tu no estar
que
yo estoy; desahogo mis minutos,
los
meses, y rezo que tú estés – aún,
y
todavía- en algún lugar, que sepas
mencionar
mi nombre, que repitas a quién sabe quién
nuestra
historia, y quién sabe cómo.
Alida
Airaghi
Italia
Verona,
1953
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