Si
la luz consuela
La
mirada,
Enséñame
el camino a ella.
Veo
las horas del alba
Ardiendo
inaudibles
Sobre
el silencio de los espantapájaros
Veo
la línea que señala
La
fatiga de los jornaleros
Veo
el canto de los cuervos
Temblando
sobre la piel de los estanques
Veo
el balanceo de los eucaliptos
Interrumpido
por la niebla.
Enséñame
el camino.
Veo
un dios que se marcha
Como
el incienso
Que
expulsaran las violetas
Veo
la sombra abatida de una nube
Envenenar
el estertor de los enfermos
Veo
los labios de una mujer
Durmiendo
sobre la higuera
Veo
un jazmín desolado
En
mi corazón.
Enséñame
el camino.
Colombia
Itagüí,
1970
Simplemente hermoso poema
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