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19 mayo 2018

Mary Jo Bang, Y como en Alicia

Ella dice que Alicia no puede estar en el poema porque
es solamente una metáfora de la niñez
y un poema ya es una metáfora
así que tendríamos una metáfora

dentro de otra metáfora. ¿Ven?
Asienten todos. Ven. Menos la chica
con la cabeza en la madriguera. Desde esta perspectiva,
su culito parece un panda blanco y negro

visto de atrás. Y de hecho tiene uno
en la parte interna del brazo.
Claro que tieso y sin vida.
¿Quién iba a atreverse a tener un oso de verdad tan cerca de la oreja?

Se pregunta por los posibles daños que podría sufrir
si cayera hasta el fondo de la oscuridad a través de la que mira.
Criaturas extrañas cantarían canciones en las que
sílabas curiosas le pondrían al final un sibilante punto final.

Tal vez los sonidos serían una forma de la luz que sisea.
Como cuando una morsa sopla
entre dos incisivos fracturados. Tal vez tomarían
la forma de una serpiente. Pero, de haber serpiente, haría falta un árbol.

¿Podría hacer crecer uno de una semilla? Y con otra, ¿podría hacer un gato?
Sentarlo en una rama y que volviera a desaparecer en cuanto le
dijeran que ese ruido feo que se escucha es el pensamiento racional
que golpea la puerta del bosque con un hacha.
Mary Jo Bang
Estados Unidos
Waynesville, Misuri, 22 de octubre de 1946

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