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27 noviembre 2018

Kay Ryan: Las cosas no deberían ser tan duras

Una vida debería dejar
profundas huellas:
surcos en el sitio
en que ella salía y volvía
para buscar el correo
o mover la manguera
en el jardín;
pararse ante el fregadero,
un lugar desgastado;
bajo su mano,
los tiradores de porcelana
frotados hasta convertirse
en pastillas blancas;
el interruptor que solía
buscar tanteando
a oscuras
casi borrado.
Sus cosas tendrían
que conservar sus marcas.
El paso de una vida
debería verse;
mostrar su erosión.
Y cuando la vida se interrumpe,
un cierto espacio
-por pequeño que sea-
tendría que exhibir las cicatrices
de ese tránsito
grandioso y dañino.
Las cosas no tendrían
que ser tan duras.
Kay Ryan
Estados Unidos
San José, 1945

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