Cuando una tarde
se pide al camarero lo de siempre
una taza de té, porque el alcohol
nos enseñó los dientes.
Cuando se vuelve a los recuerdos
para huir del presente
-porque la vida
nos enseñó los dientes-...
Lo discreto sería no levantarse,
quedarse en la cama, solo y bien tapado,
y decirle a la muerte, cuando venga:
-Llegas con unos años de retraso.
España
Paradas, Sevilla, 1950/
Paradas, Sevilla, 1950/
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