Todas las noches se acuesta asustada,
temiendo que una vez dormida
no vuelva a despertarse.
Por ello deja la radio encendida
en la mesilla de noche
cercana a su cama de viuda.
Se acuesta bajo las mantas
y hace la señal de la cruz,
cierra los ojos
y se prepara para dormir.
Le llegan voces de hombres
que discuten acaloradamente
sobre ciertas mariposas azules
encontradas en Tasmania.
Escucha una música blanda,
que cuenta una historia
de amantes fríos y hoscos
que se encuentran y se pierden
en ruinosos hoteles azules.
Oye la pálida voz de una mujer
dedicando oraciones azules
a una virgen azul cobalto.
En la mañana azulada,
cuando los pájaros cantan,
la despierta un suspiro,
la caricia cálida de una palabra.
Vuelve la sonrisa
a sus pequeños labios.
Un día más regalado a la vida.
La palabra cura los miedos.
Felipe Juaristi
España
Azcoitia, 12 de junio de 1957
Hermoso poema para la soledad de la mujer viuda, Felipe.
ResponderEliminarGracias.