Te lo escribo en
voz baja desde un 5 de junio.
Cuando baje la
espuma (porque siempre
desciende).
Enciérrate este
ahora en el recuerdo,
no señales el día.
Para ovidar no hay
fechas.
Escríbele postales
al entonces.
En alguna ventana
se quedará tu mano
alcanzándome estrellas.
No sé por qué me
afano en cosas del futuro
cuando puedo
mirarte y saber de tus ojos.
Qué cerca por tus
sienes al latir de tu sangre,
al instante
infinito que perdura en el beso.
Quisiera
preguntarle a todas las semanas
dónde estabas
oculto sin domingos ni lunes,
mientras yo
caminaba ya por sueños de ahora.
A veces cambia
todo al volver una esquina.
Levantaré la copa
mirando hacia la tarde.
Te quedará mi
gesto bajo la luz tranquila
con músicas
lejanas y renovadas lunas.
Concha Lagos
España
Córdoba, 23 de
enero de 1907/
Madrid, 6 de septiembre de 2007
Madrid, 6 de septiembre de 2007
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