y cálzalo con tu
renuncia;
anuncia tu nueva
derrota
y vuelve a
empezar, que ese es tu sino.
Escribe tu poema
en un deseo,
no temas,
con un bolígrafo
o un lápiz;
habita en él.
No se ha de
convertir en un cuadro
cuyos colores
habrán de revelar su naturaleza;
extiende, pues,
todas tus lágrimas.
Que no haya tinta
que las llore contigo.
Recoge lo poco que
queda de tu ánimo
Y vuelca en él tu
optimismo.
No busques las
causas:
Tú eres una de
ellas
y también la más
ardua.
El dolor de la
rebeldía que en ti bulle nunca se acostumbrará a ellos;
El dolor de la
rebeldía que en ti bulle nunca dejará de combatirlos;
No te retires,
tus otras vidas,
les
proporcionarán, a ellos,
escalas
con las que
treparán hasta ti.
Te superarán,
vamos,
no te dejes llevar
por la tentación del retorno al origen;
resiste a los
niños que hay en ti.
Llévatelos,
no les concedas
tregua.
¿Lo harás?
Sé que no.
Despliega la
negrura de tu caída
sin hacerla seguir
de deseo alguno.
Seguirás
retrocediendo
si no eliges un
lugar dónde detenerte;
modérate
para que no se te
castigue.
O sumérgete
para que no te
conviertas en otro.
Seguirás yendo
hacia atrás;
escoge un colofón
apropiado
y encórvate,
después extiéndete
para formar un
círculo que de ti
se compadezca.
Pero sigue así,
arqueado,
para luego
estirarte.
Rasga tu último
poema.
Y con…ti…nú…a
Huda al-Daghfag
Ufff, esta mujer, que es poeta y profesora de lengua y literatura árabe, tiene profundidad y agallas...Su poema nos muestra esa lucha por seguir adelante,tragándose las tristezas y volviendo a empezar una y otra vez...Impresionante su consciencia de la realidad y su visión del futuro...Me encantó por su humanidad y valentía.
ResponderEliminarGracias por traerla, Trini.
Mi abrazo y mi cariño.