Entonces la mujer
de Lot miró
atrás, a espaldas de él, y se
volvió
estatua de sal.
Libro del Génesis
Y siguió el hombre
justo al enviado de Dios,
grande y
resplandeciente, por la montaña negra.
En tanto, una voz penetrante urgía a la mujer:
no es demasiado
tarde, aún puedes mirar.
Mira las torres
rojas de tu Sodoma natal, la plaza
en que cantaste,
el patio donde hilabas, de la casa
en lo alto,
las ventanas vacías, la casa en que tus hijos
nacieron, fruto de
unión feliz.
Una mirada sólo. Y helados en un dolor de muerte
ya no pudieron
mirar más sus ojos.
Sal transparente
se tornó el cuerpo todo
y las piernas ligeras en la tierra arraigaron.
¿Y a esta mujer nadie la llorará?
¿Es figura anodina
para ocuparse de ella?
Pero mi corazón no olvida
a la que dio la
vida por una mirada.
Ana Ajmatova
Rusia
Odesa, Ucrania ,
23 de junio de 1889
Domodedovo, Rusia,
5 de marzo de 1966
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