Solícito
el silencio se desliza por la mesa nocturna,
rebasa
el irrisorio contenido del vaso.
No
beberé ya más hasta tan tarde:
otra
vez soy el tiempo que me queda.
Detrás
de la penumbra yace un cuerpo desnudo
y
hay un chorro de música hedionda
dilatando
las burbujas del vidrio.
Tan
distante como mi juventud
pernocta
entre los muebles el amorfo,
el
tenaz y oxidado material del deseo.
Qué
aviso más penúltimo amagando en las puertas, los grifos, las cortinas.
Qué
terror de repente de los timbres.
La
botella vacía se parece a mi alma.
José
Manuel Caballero Bonald
España
Jerez
de la Frontera, 11 de noviembre de 1926
No hay comentarios:
Publicar un comentario