Y he de morir
un día sin después,
pero con hoy y antes.
He de morir, porque los hombres mueren,
porque lo quiere Alguien.
Dejaré para el paso de otros ríos
el surco de mi cauce,
y el peso de los tiempos y mi tiempo
sobre los hombros frágiles.
Yo dejaré el legado de mi cielo
y mis dulces paisajes,
dejaré mi dolor para los tristes
Y mi sed y mi hambre.
Dejaré la corriente de mis venas
en humanos canales,
mis oscuros sentidos a la tierra
y mis sueño a los árboles.
Dejaré el grito lívido
que la muerte me arranque.
Y dejaré, a los hombres que me escuchen.
mis voces en el aire.
Dora Guerra
San Salvador
Paris, 22 de julio de 1925/
Paris, 21 de noviembre 2016
2 comentarios:
Un poema valiente, meditado y profundo, que deja en el aire una estela de grandeza y humildad.
Mi felicitación para Dora Guerra.
Mi abrazo para ella y para ti, Trini.
Todo lo que nace muere, para luego volver a revivir.
Es la manera de que exista lo eterno.
O eso creo.
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