01 agosto 2019

Alda Merini: Temor de tus ojos

Temor de tus ojos,
De ese vértice puro
donde el pensamiento late,
temor de tu mirada
recóndito terciopelo de álgebra,
con el que me recorres,
temor de tus manos,
ligeros imanes
que reclaman linfa,
temor de tus rodillas
que presionan mi seno,
y temor aún,
hasta que el mar sumerge
mi carne débil,
y yo descanso agotada
sobre ti que eres playa,
y yo soy la ola
que azotas y azotas
con tu remo de amor
 Alda Merini
Italia
Milán, 21 de marzo de 1931
1 de noviembre de 2009

30 julio 2019

Paul Nilsson: Párpados pesados

los muros
huellas que este idiota ha dejado ante él
abrir un sendero
como un enloquecido entre sus recuerdos
huellas dentro del ser verde profundo de la noche
donde los yos contra su miedo incondicional
se enredan entre sí
huellas cubiertas por la nieve
y que me han dejado solo en la blancor
donde incluso los padres han abandonado la poesía
recuerdo padres que huyeron sin motivo
y padres que se quedaron cuando no tenían porque
malditos nuestros padres
huellas como metáforas infladas
entre muros que se derrumban y muros que se alzan
monumentos y colosos
huellas a través de todo o de nada
donde no hay madre a la que adorar
ni padre que asesinar
huellas que si viera un espejo ahora
no vería ninguna imagen
sólo un espejo
huellas de una manada desorientada
animal líder
en un experimento repudiable
donde he sido abandonado
despojado de mi inclusión interior
privado de mi exclusión
huellas como un periquito confuso
sin jaula ni libertad
en una tumba de semillas
huellas como ser transportado a través de la noche
como el estuche negro de Tranströmer
pero sin violín
como el investigador de un accidente aéreo.
Paul Nilsson 
Suecia
Escania, 1971

28 julio 2019

Amparo Osorio: Igual muere la huella

El viento esculpe rostros
y tú que vigilas la hierba
desconoces ahora los indicios
de toda eternidad
Fuera de ti
no hay raíces posibles.
¿Cómo nombrarte
sin que crezca la muerte?
 Amparo Osorio
Colombia
Bogotá, 1951

27 julio 2019

Emilio Coco: Anhelé siempre


Anhelé siempre
poseer una casa toda mía,
un trozo de jardín donde escribir
mis versos más bellos
a la leve claridad de la luna.
Pero vivo en un oscuro condominio
y da mi estudio hacia una calle
lacerada por el bramido de los coches.
Siempre he soñado un árbol,
no me importa si un sauce o si una encina
a cuya sombra sentarme
y componer románticos poemas
con el trino de los pájaros de fondo
y el suave susurro de las frondas.
Pero salgo al balcón y sólo veo
contenedores plenos de inmundicias
y neumáticos viejos apilados
al lado de una vulcanizadora.
El cielo desteñido escruto
y nada me conmueve
ni siquiera esa nube desflecada
que asoma tras el monte.
Si una tormenta reventase al menos
con truenos y relámpagos y féretros abiertos
me inspiraría un canto inigualable.
Pero todo transcurre banalmente.
Por haberme ahorrado tanto estrago
te doy gracias, Señor.
Emilio Coco
Italia
San Marco in Lamis, 1940

25 julio 2019

Carmen Jodra Davó: Páthei máthos

Con errores y piedras

levanté una muralla

y ahora es más difícil que golpeen

las puertas de mi casa.
Si faltan mis amigos
sobrevivo sin ellos
y gracias a los dioses bondadosos
mis enemigos se han marchado lejos.
En un cofre de plomo
guardo hebras doradas
que nadie va a quitarme si no quiero.
Yo mando en lo que encierra la muralla.
A pesar de las ruinas
de las leyes sagradas, y del odio,
que ensucian los rincones.
Así el dolor lo justifica todo.
Carmen Joda Davó
España
Madrid, 1980
Madrid,  2019

24 julio 2019

Tamara Kamenszain: Como la torcaza que de transparencia en transparencia

Como la torcaza que de transparencia en transparencia
anuncia muy claro lo que no sabe decir
mi madre voló llevándose con ella todo el repertorio
duplicó lo que no dijo puso en eco el viejo acento familiar
y me dejó sin oído buscando sonidos reconocibles
indicios de letra viva bajo la campana fónica del tiempo
porque si es cierto que la voz se escucha desde lejos
aunque nos tomen por locos tenemos que atrapar
en el espiritismo de esa garganta profunda
un idioma para hablar con los muertos.
Tamara Kamenszain
Argentina
Buenos Aires, 1947

22 julio 2019

Carlos Castro de Saavedra: Inés

Inés digo y mi boca se convierte en azúcar
de manzana partida por la luz del verano.
Decir esta palabra es como adivinar
que está cantando un pájaro en un árbol lejano.

Inés digo y mi labio se convierte en abierta
flor de pétalos dulces contra la madrugada.
Decir esta palabra es soñar que está muerta
la tarde en el abismo de la noche estrellada.

Inés digo y parece que mi voz se quedara
temblando entre las redes impalpables de un beso.
Decir esta palabra es como si lograra
detener en el aire la música de un rezo.

Cuando yo digo Inés olvido los agravios
y de claros panales y canciones me acuerdo.
Decir esta palabra es apretar los labios
para intentar el acto de besar un recuerdo.

Alzar las manos puras para decir Inés
es caer en la sombra de un árbol florecido.
Decir Inés, siquiera por una sola vez,
es sentir en la rama del corazón un nido.
Carlos Castro de Saavedra
Colombia
Medellín, 10 de agosto de 1924/
Medellín, 3 de abril de 1989

21 julio 2019

Mariluz Escribano: Canción del silencio

En las horas pisadas por las sombras
en un gesto final de despedida,
cuando es tarde y tardíamente escucho
esta niebla o canción que me regresa,
todos los muebles tienen
una poblada soledad de incierta
nostalgia telefónica.

 Y los libros me miran
con sus ojos de octubre
y el cigarrillo clama
urgido desde el piano
con volutas que pasan
transitan, me construyen
la palabra de amor en que trabajo.

Sobre la mesa, intacta,
la violeta de un nombre
que desprende una página.

 Yo ya sé que es domingo
y que la brisa tiene una luz convocada
que me recuerda el mar.
Pero deja que guarde entre mis manos
limosnas de silencio:
siempre dejan sus huellas

espacios de rocío en la mirada.
Mariluz Escribano
España
Granada 1931
Granada, 20 de julio de 2019

19 julio 2019

Blaga Dimitrova: Arst Poética


Crea cada uno de tus poemas
como si fuera el último.
En este siglo saturado de estroncio,
lleno de terrorismo,
en el que todo ha echado a volar con velocidad supersónica
la muerte viene aún mas rápida.
Manda cada una de tus palabras
como si fuera la última carta antes de la ejecución,
como un mensaje en el muro de la prisión.
No tienes derecho a mentir,
ni el derecho a los juegos infantiles.
Simplemente no tienes tiempo
para corregir tus errores.
Escribe cada uno de tus poemas,
lacónicos y despiadados,
con sangre, como una despedida.
Blaga Dimitrova
Bulgaria
Bjala Slatina,  2 de enero de 1922
Sofía, 2 de mayo de 2003 

17 julio 2019

Sully Prudhomme: Las cadenas

Deseé amarlo todo y ahora soy desgraciado,
porque he multiplicado las causas de mis penas.
Innumerables lazos sutiles y dolorosos
unen mi alma a las cosas en todo el universo.

Todo me atrae al mismo tiempo
y con igual atractivo: lo cierto, por sus resplandores,
y lo desconocido por sus velos.
Un estremecido trazo de oro une mi corazón al sol,
y largos hilos de seda lo enlazan con las estrellas.


La armonía me encadena al aire melodioso,
la suavidad del terciopelo a las rosas que acaricio.
He hecho de una sonrisa cadena de mis ojos,
y de un beso cadena de mi boca.

Mi vida pende de esos frágiles lazos,
y estoy cautivo de los mil seres que amo.
A la menor sacudida que un soplo les imprime,

siento que se desgarra algo de mí mismo.
Francia
Paris, 16 de marzo de 1839
Châtenay-Malabry, 6 de septiembre de 1907
Primer Premio Nobel de Literatura/ 1901
Traducción de  Max Grillo

16 julio 2019

Mª Victoria Atencia: Ternura

Quizás no sea ternura la palabra precisa
para este cierto modo compartido
de quedar en silencio ante lo bello exacto,
o de hablar yo muy poco y ser tú la belleza
misma, su emblema, aunque tan próxima y latiendo.
Y es también un destino unánime que vuelvan
a idéntico silencio -cuando llegue la hora
de la tregua indecible- mi palabra y tu zarpa.
Mª Victoria Atencia

España
Málaga, 28 de noviembre de 1931/

14 julio 2019

Miguel Hernández: Hijo de la luz

Tú eres el alba, esposa: la principal penumbra,
recibes entornadas las horas de tu frente.
Decidido al fulgor, pero entornado, alumbra
tu cuerpo. Tus entrañas forjan el sol naciente.

Centro de claridades, la gran hora te espera
en el umbral de un fuego que el fuego mismo abrasa:
te espero yo, inclinado como el trigo a la era,
colocando en el centro de la luz nuestra casa.

La noche desprendida de los pozos oscuros,
se sumerge en los pozos donde ha echado raíces.
Y tú te abres al parto luminoso, entre muros
que se rasgan contigo como pétreas matrices.

La gran hora del parto, la más rotunda hora:
estallan los relojes sintiendo tu alarido,
se abren todas las puertas del mundo, de la aurora,
y el sol nace en tu vientre donde encontró su nido.

El hijo fue primero sombra y ropa cosida
por tu corazón hondo desde tus hondas manos.
Con sombras y con ropas anticipó su vida,
con sombras y con ropas de gérmenes humanos.

Las sombras y las ropas sin población, desiertas,
se han poblado de un niño sonoro, un movimiento,
que en nuestra casa pone de par en par las puertas,
y ocupa en ella a gritos el luminoso asiento.

¡Ay, la vida: qué hermoso penar tan moribundo!
Sombras y ropas trajo la del hijo que nombras.
Sombras y ropas llevan los hombres por el mundo.
Y todos dejan siempre sombras: ropas y sombras.

Hijo del alba eres, hijo del mediodía.
Y ha de quedar de ti luces en todo impuestas,
mientras tu madre y yo vamos a la agonía,
dormidos y despiertos con el amor a cuestas.

Hablo y el corazón me sale en el aliento.
Si no hablara lo mucho que quiero me ahogaría.
Con espliego y resinas perfumo tu aposento.
Tú eres el alba, esposa.  Yo soy el mediodía.
Miguel Hernández
España
Orihuela 30 de octubre de 1910/
Alicante 28 de marzo de 1942

12 julio 2019

Emma Barrandéguy: Siempre sorprende

Siempre sorprende
la repetición de los gestos
al bañarse,
al doblar la ropa
y guardarla en los roperos.
Los años me han enseñado
el ahorro de energías
y la precisión.
Y hasta a mirarse en los espejos
con la ceguera necesaria.
Sabemos que hay siempre una frase
que nos espera.
Y el beneficio de la lluvia.
Y hasta la sonrisa
ha encontrado su medida justa
y el domingo la dimensión doméstica adecuada.
Pero hay cosas que todavía nos indignan.
Y todavía
la mentira presurosa
viene en ayuda de un amor imposible.
Emma Barrandéguy
Argentina
Gualeguay, 8 de marzo de 1914
Gualeguay,19 de diciembre de 2006

11 julio 2019

Giuseppe Ungaretti: Agonía

Morir como las alondras sedientas
 en un espejismo
 O como la codorniz
pasado el mar
 en los primeros arbustos
 porque ya no siente
el deseo de volar
 Pero no vivir de lamentos
  como un jilguero ciego.
Giuseppe Ungaretti
Italia
Alejandría, Egipto 8 de febrero de 1888/
Milán, Italia, 1 de junio de 1970

09 julio 2019

Encarna León: Los espejos del tiempo

 
He vuelto a mirarme
en los espejos del tiempo,
han devuelto en asombro
un rostro ya cansado que dibujándose,
camina lentamente entre las tardes.
Perfila trazo a trazo las líneas de mis años,
y he sentido un frío desolado de anclada mariposa,
y unas manos vacías de promesas,
y una mirada poblada de inquietudes,
y un miedo atroz,
y una locura,
y he tenido el deseo de la resurrección. 
Encarna León
España
Granada, 1944