01 febrero 2017

Ana Atalaya, Presbicia

Tan sorda,  tan ciega
que ya no oye el silencio.
Olvidó ese mirar azabache
donde encontrar la verdad

Se esfumó el olor a primavera
de repente
y vino la lluvia de enero
a parar en el iris hasta cegarlo

Ya no llueve.
La fina nieve entre sus dedos
ha derretido el desconsuelo
bajo un manto de hierba

No siente el frío
Hay manos de abrigo
cerca, muy cerca...
Ana Atalaya
España

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