Qué raro es el amor, qué
raro
aun entre amantes
que se aman, aun en el
seno
de la casa materna,
la entrañable,
qué instante
tan raro aquel en que él
irrumpe
de otro modo,
súbito como un golpe,
el amor dentro del amor,
qué raro ese minuto
de compasión total, pura,
sin causa,
sin posible respuesta
ni duración
posible, qué raro
que a nadie hayamos
amado, acaso, más,
que a ese niño ajeno, en
México,
que a ese que pasó
hablando
consigo mismo,
que a aquella odiada
mujer,
porque, de pronto,
su bata de casa nos miró
desolada,
un fragmento de su espalda
nos hizo llorar
como la más arrebatadora
música,
qué extraña
crecida sin palabras.
Hemos corrompido
de mentira y de uso
la palabra
amor,
y ya no sabemos
cómo entendernos: habría
que decirlo de otro modo,
o callarlo, mejor,
no sea cosa
que se vaya, el insólito
Huésped.
Fina García Marruz
Cuba
La Habana, 28 de abril de
1923/
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