porque
he multiplicado las causas de mis penas.
Innumerables
lazos sutiles y dolorosos
unen
mi alma a las cosas en todo el universo.
Todo
me atrae al mismo tiempo
y
con igual atractivo: lo cierto, por sus resplandores,
y
lo desconocido por sus velos.
Un
estremecido trazo de oro une mi corazón al sol,
y
largos hilos de seda lo enlazan con las estrellas.
La
armonía me encadena al aire melodioso,
la
suavidad del terciopelo a las rosas que acaricio.
He
hecho de una sonrisa cadena de mis ojos,
y
de un beso cadena de mi boca.
Mi
vida pende de esos frágiles lazos,
y
estoy cautivo de los mil seres que amo.
A
la menor sacudida que un soplo les imprime,
siento
que se desgarra algo de mí mismo.
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