Sostengo
con dos manos la esperanza
porque
sé que es el único aliento
que
vive a la intemperie
Y
no escondo mi palabra
salgo
a vivir con el alma descubierta
El
corazón que no canta
no
ejerce su oficio con altura
Lo
humano
es
que el alma no incline su rodilla
Roberto
Jorge Santoro
Argentina
Buenos
Aires, 17 de abril de 1939/1977
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