No alcanzo el tiempo de tu cuerpo,
nací lejos, en un país que es aire, nube, noche,
aunque me oigas tan cerca.
Nací a destiempo de tu risa, de tus ojos, en otro meridiano.
Nos amamos de mar a mar, de un astro a otro
no importa que hoy me sientas a tu lado.
Aunque despiertes desnuda aquí conmigo,
tu tiempo va delante,
el tiempo de tus manos, de tu rostro;
estoy junto a tu sombra y no te alcanzo.
Las horas de tu amor me quedan lejos,
bajo una luz de nieve,
en alguna ciudad que desconozco.
Nuestras vidas se alcanzan, se confunden,
intercambian sollozos, besos, sueños,
pero andamos a leguas uno del otro,
tal vez en siglos diferentes,
en dos planetas errantes que se buscan
cansados de no verse.
2 comentarios:
Una amor que no tiene precio. Brillante!!! Abrazos.
El desencuentro espiritual, más que el de almas o de cuerpos, trazan una distancia dolorosa para el ser que busca y que anhela, y que su paso por la vida no es simplemente respirar.
Muy hermoso el poema de Eugenio Montejo, a quien no conocía, y que ahora quiero conocer...
ABRAZOS MILES, TRINI QUERIDA.
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