Amor, al principio
De carne y de oro como un César
Salvaje te cebé;
Íncubo, tu pecho pesaba
Y tu beso agotador
Cansó mi boca.
Luego te vi ensangrentado;
Caminabas, titubeando,
Bajo la escuadra terrible;
Víctima atravesada en el flanco,
A tus pies derramé
Todo el nardo de la tierra.
Te veo pálido y bello:
Tu carne es una antorcha
Hecha de cera y fuego;
Yo abrazo, delicia pura,
Tu cara desconocida,
Idéntica a mi alma.
Y te veré pensativo
En el último arrecife,
Dulce provocador de naufragios
Sombrío dios sin devotos;
Tus amapolas nocturnas
Me curarán de las rosas.
Marguerite Yourcenar
Francia
Bruselas, 8 de junio
de 1903/
Northeast Harbor, Maine, Estados Unidos, 17 de diciembre de 1987
Versión de Silvia Barón
4 comentarios:
Extraordinario poema, Trini. Me ha fascinando tu forma tan críptica de relatar. Te felicito.
Abrazos desde copenhague en prima VERA,
Ian.
Ian, que más quisiera yo escribir así:):)
este poema no es mío sino de Margarite Yourcenar:)
Gracias por compartir este enígmatico poema que no había leido antes.
Todos los días vamos descubriendo nuevos autores.
Feliz fin de semana
Besos
Excelente.
Besos mil.
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