Te amé tanto que, un día, abandonó mi
alma
la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no
hallándote,
regresó a la morada que yo daba por
mía.
Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo
dejara,
sino el tuyo, vastísimo, como un templo
de oro.
Y no le diste asilo. Y ya no tendré
muerte.
Vicente Núñez
España
Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926
Aguilar de la Frontera, 2002
1 comentario:
Una maravilla de poema.
Mil besos Trini
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