Impón tus manos
sobre mi vientre
como aquellos días perdidos
en que tus largos dedos,
ungidos de aceite
posaban su sabiduría
sobre mi cuerpo,
y cúrame este mal
de la nostalgia.
Aunque sólo seas sombra,
regresa,
como siempre: digna,
en tu pañolón negro
e impón tus manos,
ungidas de luz,
sobre el negro dolor
de tanta pérdida.
España
Vejer de la Frontera, Cádiz, 15 de abril de 1941/
Sevilla, 16 de julio de 2015
2 comentarios:
Qué maravilla en la expresión desolada del poeta y en el clarooscuro que crea dibujando la luz de las manos de la mujer sobre el negro fondo que cubre la vida del poeta.
Me ha encantado. Un abrazo, querida Trini.
El deseo de regresar y calmar el dolor que deja la ausencia. Una constante en la poesía, que nos trae versos tan bellos como estos.
Besos
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