Todos los mares están mágicamente
conectados
a una misteriosa maquinaria que nutre
nuestros ojos
y, por un antiguo mecanismo de
condensación,
logra que llorar sea un asunto
geográfico.
No eches la culpa al polen de tus lágrimas:
estudia física, y química, y anatomía,
conócete
de una vez por todas a ti mismo y, sólo
después,
llora, llora fuerte y abundantemente
todo eso que, tras lo que ahora ya sabes,
sigue sin tener explicación.
España
Madrid 1966/
Madrid 1966/
No hay comentarios:
Publicar un comentario