Porque todo es
igual y tú lo sabes,
has llegado a tu
casa y has cerrado la puerta
con aquel mismo
gesto con que se tira un día,
con que se quita
la hoja atrasada al calendario
cuando todo es
igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu
casa,
y, al entrar,
has sentido la
extrañeza de tus pasos
que estaban ya
sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la
luz, para volver a comprobar
que todas las
cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año,
y después,
te has bañado,
respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus
libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido
solo,
humanamente solo,
definitivamente
solo porque todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu
casa,
y ahora querrías
saber para qué sirve estar sentado,
para qué sirve
estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres
cosas cotidianas.
Sí, ahora
quisiera yo saber
para qué sirven
el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de
Granda
– el Belén que
fue niño cuando nosotros todavía nos dormíamos cantando –
y para qué puede
servir esta palabra: ahora
esta palabra
misma “ahora”,
cuando empieza la
nieve,
cuando nace la
nieve,
cuando crece la
nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que
no tiene memoria perdurable,
que no tiene
mañana,
que no conoce
apenas si era clavel, si era rosa,
si fue
azucenamente hacia la tarde.
Sí, ahora
me gustaría saber
para qué sirve este silencio que me rodea,
este silencio que
es como un luto de hombres solos,
este silencio que
yo tengo,
este silencio
que cuando Dios
lo quiere se nos cansa en el cuerpo,
se nos lleva,
se nos duerme a
morir,
porque todo es
igual y tú lo sabes.
Luis Rosales
España
1 comentario:
Porque todo es igual.... Y yo lo sé
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