lor por estar
contigo en cada cosa. Por no dejar de estar contigo en cada cosa.
Por estar irremediablemente contigo en mí.
RE
cordar que mis
monedas no me permiten adquirir. Que
mi deseo no es tan poderoso como para taladrar blindajes,
ni mi atrevimiento tan hábil como para no hacer saltar la
alarma. Recordar que sólo debe mirar los escaparates.
MI
edo por no
llegar a ser, por ni siquiera conseguir estar.
FA
cilmente lo
hacen: clavan sus espinas invisibles, abren la
puerta del temor, hacen que renieguen de mí misma cuando
menos se espera. Y ni siquiera saber cuántos han sacado
copia
de mis llaves.
SOL
o he logrado
el punzón de la pica, la lágrima del diamante
o los caprichos del trébol. Quizá no existan los
corazones.
Quizá es que sea imposible elegir.
LA
bios sellados,
custodios del mejor guardado secreto, del recinto en donde las palabras
reanudan sus batallas silenciosas, sus pacientes y refinados ejercicios de
rencor.
SI
crees que es
paciencia, resignación, inmunidad o anestesia te
equivocas. Es que he procurado cortar todas las
margaritas
para no tener que interrogarlas.
Ana Mª Rossetti
España
España
San Fernando, Cádiz, 15 de mayo de 1950
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