Tu ausencia llena todo
el espacio que tú y yo
compartíamos.
Se hace dueña del aire, se
introduce
en el último hueco de la
casa,
impregna cada prenda.
De repente
fija sus hondos ojos sobre
mí,
y tras verter en mi
interior el peso
de tanta soledad
irremediable,
acabo siendo todo yo tan
sólo
ausencia. Sólo ausencia.
Lorenzo Olivan
España
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Castro Urdiales, 1968
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