¿Qué eres sino la
visión de la noche?
Todo lo nocturno te pertenece.
Invitas a los
espléndidos banquetes de los sueños
y a las no menos
espléndidas vigilias de la realidad.
Viajas con el hombre
y la mujer como si fueras
la llama de sus ojos,
el bordón de su felicidad
o el humo espeso de
los amaneceres.
Para ti, madre del
dolor, sólo hay gloria y pesar,
el mediodía no está
escrito en tus agendas.
Ninguna otra cosa
eres, poesía,
que la más alta sima
donde el loco,
los mortales,
los desheredados de
la suerte y la fortuna,
encuentran cobijo.
Tú, la detestada, la
leprosa, la purulenta,
eres la mejor de las
hembras
la mejor madre.
la mejor esposa
la mejor hermana
y la más larga y
gozosa de las noches.
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