05 septiembre 2016

Walt Whitman, Milagros

¿Por qué hacer tanto alboroto por un milagro?
Sólo conozco milagros, ya sea que camine por las calles de Manhattan,
o mire hacia el cielo por encima de los techos,
o camine por la playa al borde del mar,
o permanezca de pie debajo de los árboles del bosque…
U observe a las abejas volando en torno de la colmena en el verano,
o a los animales que pastan en las praderas,
o a las aves
o a los maravillosos insectos que vuelan por el aire,
o la maravilla del atardecer,
o de las estrellas que brillan en la noche, mudas y resplandecientes,
o la exquisita curva delicada de la luna nueva en primavera.
Estos y los demás, todos, son milagros para mí.
Todo está vinculado y, sin embargo, cada cosa es diferente y ocupa su propio lugar.
Para mí, cada hora de luz y oscuridad es un milagro,
cada centímetro cúbico de espacio es un milagro,
cada metro cuadrado de la superficie de la tierra contiene lo mismo;
cada fragmento de su interior bulle con lo mismo.
Para mí el mar s un milagro continuo, los peces que nadan,
las rocas, el movimiento de las olas, los barcos y sus navegantes.
¿Es que existen milagros más extraños?

Walt Whitman
Estados Unidos
West Hills, Nueva York, 31 de mayo de 1819

Camden, Nueva Jersey, 26 de marzo de 1892

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