esto que hoy tenemos,
tendría que ser suficiente.
Esta higuera cercana que da sombra
sin que nadie le exija fruto alguno,
estas toallas nuevas que sí secan,
los retratos de familiares que ya no están
y que más que estupor
deducen paraísos.
Este techo, este suelo,
este puñado de tabiques
que cumplen su misión de estructura,
su sosiego de orden,
no tendrían que exigir mucho más.
¿Acaso no parten el jardín, los retratos o
las toallas nuevas de alguien que acepta
lo que hoy tiene?
Alguien que no cede espacio
al fracaso ni al no fracaso.
Así nuestro despertar
no será más un desplegarse,
sino un estar cercano
a lo que precisa cercanía.
El noble litigio entre el sueño
y la suficiencia que es pensarte aquí,
que es tocarte ahora:
vivir es a veces no poder demostrarlo.
España
Estepona, Málaga, 1983
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