23 abril 2017

Adélia Prado, Antes del nombre

 No me importa la palabra, la palabra común.
 Lo que quiero es el espléndido caos de donde emerge la sintaxis
 los sitios oscuros donde nacen: de, sino,
el, sin embargo, que, esta incomprensible
 muleta que me apoya.
Quien entiende al lenguaje, entiende a Dios,
 cuyo Hijo es Verbo. Muere quien entiende.
 La palabra es disfraz de una cosa más grave, sorda-muda,
 fue inventada para ser callada.
En momentos de gracia, infrecuentísimos,
se le podrá atrapar: un pez vivo con la mano.
Puro susto y terror
Adélia Prado
Brasil
Divinópolis, 13 de diciembre de 1935

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