Ese mismo viento cadavérico
alberga un rostro
de tierra, de piedra cóncava al
sol.
¿No oíste pasar su aliento
como amuleto fluvial de los
odílicos?
La huella quiebra el mármol.
En esta cumbre me fulguras.
Manuel Lozano
Argentina
Córdoba, 1969
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