Ahora
que el corazón me duele como nunca,
como
un espejo, sí, como un espejo
herido,
como un sol incendiado o las cenizas
de
sol en la mirada de lo que fue:
días
de amor como dicen que son
en
la penumbra los muebles de una alcoba,
sus
espejos, los cuerpos que reposan
en
la indolencia de un prado o de una cama.
Al
pintar iniciamos la creación
de
la realidad. El tiempo ignora este instante
de
dicha, este dolor del lienzo
que
revela el cuerpo que ahora duele
tanto
porque es tan sólo el cuerpo
de
un instante. Y está aquí, con nosotros.
Como
el día del amor en el lienzo,
sin
ventanas, ni luces, ni paisaje,
sólo
este hondo dolor,
este
abrazo que ahora, en el vacío,
es
una herida, como las sombras
que
dejan los muertos más queridos
en
nuestros ojos. Y duele tanto
amarles.
Y amarla duele más
porque
está viva y no está aquí
y
es feliz y ha olvidado mi abandono.
Juan Antonio Masoliver
España
Barcelona
en 1939
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